martes, 10 de abril de 2012

Cuando los "Mercados" huelen sangre.

No os podéis imaginar, como actúan los mercados. Para ellos la literatura no vale para nada. Los papeles de los presupuestos, y las declaraciones no son más que papel mojado, y tiempo perdido. A veces es tan contraproducente, como cuando un herido de alguna guerra sucia e inhumana, grita y lloriquea por el dolor y la angustia de verse en el suelo sin ayuda, y falto de fuerzas. Al reclamo, llegará su enemigo y lo rematará sin mayores miramientos.

Eso es lo que está pasando con los "mercados" y España. Estamos jodidos. Han olido la sangre de nuestra debilidad estructural. Da igual que el gobierno sea de calidad o no, e intente tomar una medida tras otra. Solo las vocifera, las promete, amaga, pero no cierra y cumple. Saben los "mercados" que en este país meten mano en el dinero público hasta el último bedel del último ayuntamiento... y mira que tenemos. Cualquier medida tiene que ser hablada, consensuada, medida, repasada, con las comunidades; y es aquí, donde los inversores/especuladores saben que es un cachondeo. Ver para creer. Actuar y no amagar.

Si mañana este país amanece con la desaparición de las comunidades autónomas, os aseguro que nos disparamos. Desaparecerían de un plumazo las cajas negras, los derroches, las duplicidades, los nacionalismos subvencionados, la pérdida de tiempo, recursos y eficiencia...

Si un día, el Sr."mercados", llega a la reunión de la mañana, y sus analistas le cuentan que España ha borrado de un plumazo 17 administraciones; bueno 19 si contamos con Ceuta y Melilla, en su simple razonamiento, verá como ahora cualquier medida será más eficiente y rápida, que se gestionará con un cierto sentido de Estado y no de tribu, que las cuentas las podrá ver en los presupuestos y no tendrá que preguntarse por lo que habrá en los otros "cajones". Ese Sr. "Mercados" tiene dos perfiles; Uno de ellos, el especulador a corto y medio plazo, tomará la decisión de dar la vuelta a las posiciones cortas que tiene sobre el bono español, y sobre las acciones del Ibex., por lo menos en un alto porcentaje. El otro perfil, el inversor, volverá a ver una buena oportunidad para entrar en el bono español y en el Ibex. Verá que los niveles que tienen ambos mercados, están en un buen momento.

El mercado es tan simple como frío y agresivo. El mercado gana dinero con cualquier movimiento que los activos hagan; da igual el  motivo.  No es una ONG. No importa que haya un atentado terrible, o un crecimiento sostenido; si el activo se mueve, es bueno. Los "mercados" no existirían sin volatilidad, sin movimientos, sin desgracias, ni alegrías. Todo vale. Pero cuando es más agresivo, más terrible, más mortífero y miserable, es cuando huele a sangre. Cuando intuye "heridos", solos o débiles. Ahí atacará sin compasión, con todo lo que tiene, para acabar con el último hálito de vida.

Esto no es literatura, es real. Siempre es, ha sido, y será así. El fondo del Sr. Soros, "Quantum Fund" tumbó a la libra esterlina, en septiembre de 1992. Solo es un ejemplo. Hay cientos de "Soros" por todo el mundo financiero, buscando rentabilidades para sus fondos. Los beneficios, como ya he explicado antes, no está ligada a las buenas noticias o acciones. Da la casualidad, que las peores noticias, son las que mayores rentabilidades dan. ¡Bingo!Si has logrado estar en el lugar adecuado en el momento adecuado, o sobre todo, si has sido actor y parte.

Si seguimos titubeando, discutiendo, buscando gobierno para Asturias y Andalucía (menuda pérdida de tiempo y recursos), sentándonos con las comunidades para tal y cual... no habrá misericordia; terminaremos intervenidos. Lo más romántico de la intervención, es la pérdida de la soberanía, pero con esto no se come. Está muy bien mentarlo en las tertulias, y en las conversaciones de salón. Lo más duro de una intervención, es que no habrá dudas a la hora de recortar; sanidad, educación, pensiones, sueldos públicos, paro... No habrá discusiones, ni consensos; solo tijeretazos burdos y groseros.

Si llegamos a este punto, será la constatación de la amarga derrota de nuestra sociedad y de nuestro modelo de convivencia. ¿Nos merecemos los políticos que tenemos? ¿Hemos sido nosotros los culpables de esta situación? Esperemos que no sea tarde, y que nuestros políticos estén a la altura de las circunstancias.

¡Joder! ¡No lo creo!

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